viernes, 21 de noviembre de 2014

El hilo rojo del destino (Fábula)



Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino, y la mando traer ante su presencia. 

Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa.

La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo.

Esta búsqueda los llevó hasta un mercado donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella, la invitó a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y le dijo:

—Aquí termina tu hilo.

Pero al escuchar esto, el emperador enfureció creyendo que era una burla de la bruja y, empujando a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en los brazos, la hizo caer logrando que la bebé tuviera una gran herida en la frente. Ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en el que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda y el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente.

Al levantarle el velo, vio por primera vez que este hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.


"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse,
sin importar tiempo, lugar o circunstancias.
El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper"