jueves, 29 de mayo de 2014

Atrapados en la Mina (Fábula)



Un grupo de seis mineros trabajaban en lo más profundo de una mina cuando se produjo un derrumbamiento que los dejó atrapados. El principal problema era que el equipo de salvamento apenas tendría tres horas para sacarlos de allí, ya que el oxígeno no duraría mucho más.

El jefe de la cuadrilla sabía que la clave era mantener la calma y minimizar el consumo de aire respirable. Por ello, tras hacer que apagaran todas las lámparas, les ordenó tenderse en el suelo y esperar.Sólo uno de estos hombres disponía de reloj, por lo que todos sus compañeros no paraban de preguntarle angustiados: "¿Cuánto tiempo ha pasado ya?", "¿cuánto faltará para que nos saquen de aquí?".

El jefe se dio cuenta de que eso sólo contribuía a ponerles aún más nerviosos y, con la ansiedad, a gastar antes el oxígeno. Por eso, sugirió que fuera el minero que tenía reloj quien les avisase cada media hora.

Consciente de lo difícil que sería decirles que el tiempo se agotaba, el minero ideó una estrategia: iría añadiendo minutos a esa media hora para engañarles y lograr que aguantasen más sin darse cuenta. Su idea permitió que los sacasen de allí tras más de cuatro horas de espera.
Todos sobrevivieron menos uno: el que llevaba reloj.


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miércoles, 28 de mayo de 2014

El Príncipe y la Semilla (Fábula)



Un joven príncipe del norte de China, estaba a punto de convertirse en emperador pero, de acuerdo con la ley, para conseguirlo tenía que casarse antes. Por ello, decidió someter a una prueba a la jóvenes de su corte para elegir a la esposa adecuada.

Una anciana que trabajaba como criada en palacio pensó en su hija al enterarse de esta noticia. La muchacha  sentía un profundo amor por el príncipe y, aunque sabía que no tenía nada que hacer frente a otras jóvenes más guapas y ricas, ella tenía suficiente con poder estar cerca del hombre por el que lo daría todo.

Llegado el momento, el príncipe anunció cuál es la prueba que deberían superar las aspirantes a emperatriz: "Daré a una de vosotras una semilla: la que traiga la flor más bella dentro de seis meses se convertirá en mi esposa".

El tiempo pasó rápidamente y todas las candidatas se presentaron con flores bellísimas y de las especies más variadas, en cambio, en la maceta de la humilde muchacha no había crecido ni una triste planta. Sin embargo el príncipe, para sorpresa de todos, la escogió a ella dando esta explicación: "Esta joven es la única que cultivó la flor que la hará emperatriz: la de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles".


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El Burrito Descontento (Fábula)


Había una vez un burrito descontento. Era pleno invierno y los días de frío y lluvia le obligaban a permanecer encerrado en el establo. Además, la paja seca e insípida tampoco era de su agrado, y sólo deseaba que llegase pronto la primavera para comer fresca hierba del prado.

Llegó, al final, la esperada primavera, aunque apenas pudo saborear la hierba porque su dueño empezó a segar todo el prado para alimentar al resto de sus animales. Y al burrito le toco cargarla sobre su lomo, por lo que ya estaba harto de trabajar tanto y sólo quería que llegase el invierno.

Poco tardo en sentir sobre su piel los rayos cálidos del verano, pero entonces tuvo que transportar las mieses y los frutos de la cosecha.Y sudó y se agotó de tal manera que contaba los días que faltaba para el otoño.

Empezaron a caer las hojas y al burrito le seguía esperando un duro trabajo: era época de vendimiar y de recoger otros frutos del campo, por lo que las jornadas duraban de sol a sol. Por eso, cuando el invierno hizo acto de presencia, descubrió que era la mejor época del año: no debía trabajar y descansaba y comía a placer. Y recordando lo tonto que había sido, se dio cuenta de que para ser feliz sólo hay que conformarse con lo que uno tiene.


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El Sendero (Fábula)

Un día, un becerro atravesó un bosque virgen para volver a sus pastos. Como era un animal y no pensaba, abrió un camino lleno de curvas colina abajo, colina arriba. Al día siguiente, pasó por allí un perro y cogió el sendero abierto por el ternero. Poco después, pasó lo mismo con un rebaño de ovejas.
Los hombres no tardaron en transitar por esa ruta. Todos iban por el mismo camino lleno de obstáculos a derecha e izquierda y no paraban de quejarse, pero nadie se preocupaba de trazar un nuevo itinerario que les ahorrase tiempo y esfuerzo. Su uso lo convirtió en un amplio camino, que acogía gran tráfico de personas y animales que se veían obligados a caminar casi tres horas cuando la misma distancia podría haber sido recorrida en apenas una, si el trazado fuese más recto.

Pasaron los años y, lejos de solucionar el problema, el sendero acabó siendo la calle principal de un pueblo. Todos seguían transitando por ella como desde el primer día que el becerro creó ese sendero por azar. Mientras tanto, el sabio bosque se reía al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir ciegamente el camino ya abierto por otros sin plantearse si ésa es la mejor elección.

La Zorra Golosa (Fábula)

Había una zorra que vivía en un bosque muy frecuentado por cazadores. Aunque era muy recelosa y huía a esconderse cuando presentía algún pelígro, solía merodear a su alrededor porque sabía que traían buenas viandas y casi siempre dejaban algún resto. Pero cual fue su sorpresa cuando un día descubrió que había algo más que las sobras: en el interior de un tronco hueco habían escondido un cesto lleno de deliciosa comida, para saborearla cuando acabasen la dura jornada de cacería.

Fue tal la tentación que, en cuanto los hombres desaparecieron de su improvisado campamento, la zorra golosa se lanzó sobre el tronco hueco y metió la cabeza para sacar la comida. Como vio que no la alcanzaba, no dudó en introducir todo el cuerpo dentro y así empezó a devorar el suculento banquete. Una vez hubo dado buena cuenta de todo, intentó salir del tronco pero su barriga se había hinchado tanto que, por mucho que insistió, no lo consiguió. Aterrorizada, empezó a lanzar gritos de auxilio hasta que otra zorra que pasaba por allí se acercó a ver qué pasaba. Tras contarle lo que le había sucedido, la compañera le dijo: "No malgastes energía lamentándote. Sólo tienes que esperar a que tu barriga vuelva a su tamaño para escaparte". Y es que, si tenemos paciencia, nos será mucho más fácil resolver los problemas.


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