jueves, 7 de mayo de 2015

El tesoro escondido (reflexiones)

El tesoro escondidoEl rabino Isaac tenía un sueño recurrente en el que una voz le ordenaba que viajase a la lejana Praga y que, una vez allí, empezara a cavar debajo del puente que conduce al Palacio Real hasta encontrar un tesoro. Como pasaban los meses y el sueño persistía, al final decidió hacer el largo viaje para comprobar qué había de verdad en esa revelación.

Cuando llegó a su destino, constató desolado que el puente era constantemente vigilado por dos soldados. Así que cada día, desde la distancia, se pasaba un buen rato observándoles. Ese gesto no pasó inadvertido al capitán de la guardia que, cuando lo vio llegar una mañana más, se acercó a él para averiguar el motivo de su presencia allí. El rabino, superando sus recelos, decidió contarle el sueño. El capitán se echó a reír y, a su vez, le confesó al venerable rabino: "¿Sabe usted que si yo hiciera caso de mis sueños estaría buscando por Polonia a un tal Isaac, hijo de Ezequiel, que según mis sueños tiene un tesoro escondido en un rincón de su cocina?". El rabino quedó impresionado y rápidamente regresó a Polonia. Cavó con entusiasmo en su cocina y encontró el tesoro. Y es que, a veces, recorremos un largo camino en busca de la felicidad cuando realmente está muy cerca de nosotros, en nuestro interior.


El árbol de los problemas (reflexiones)



Un carpintero había estado todo el día trabajando en una vieja granja. La jornada ya empezó mal, porque ser rompió la sierra eléctrica tuvo que repararla, lo cual le hizo perder más de una hora. Pero cuando se disponía a regresar a su casa, se encontró con otro imprevisto: el motor de su furgoneta se negaba a arrancar.

El hombre estaba tan angustiado, que el granjero decidió acompañarlo con su propio coche. Cuando llegaron, el carpintero le dijo que entrase en casa para conocer a su familia y tomarse algo. Antes de abrir la puerta, el carpintero hizo un extraño gesto que llamó la atención de su acompañante. Tocó con la punta de los dedos las ramas de su jardín y, de golpe, su rostro cambió. Toda sombra de preocupación se disipó y, en su lugar, brilló una sonrisa con la que saludó a sus hijitos y besó a su esposa.

Antes de regresar a su hogar, el granjero, lleno de curiosidad, le preguntó al carpintero el porqué de su raro comportamiento. El hombre le respondió: "Éste es mí árbol de los problemas en el que cada noche, al volver a casa , los cuelgo para que no afecten a mi familia. Lo mas curioso es que, al día siguiente, parece que ya no hay tantos como a noche anterior".


El caballo y el asno (reflexiones)



Un hombre había emprendido un largo viaje en compañía de su caballo y de su asno. Mientras el caballo avanzaba ligero con el amo a cuestas, el asno apenas podía seguirles el paso porque le había tocado llevar toda la carga sobre su lomo. El pobre animal aguantó sin quejarse más de la mitad del camino, por pedregales y zonas desérticas y bajo un sol de justicia. Sin embargo, hubo un momento en el que las fuerzas le fallaron y no pudo más.

El asno se paró y le suplicó al caballo: "Amigo, ayúdame. Por lo que más quieras, lleva tú una parte de esta pesada carga". Pero el soberbio equino ni se dignó escuchar a su compañero de viaje y siguió adelante como si nada, Unos metros más allá, el asno cayó al suelo extenuado, casi sin respiración, y falleció a los pocos segundos. El dueño, enojado por aquel contratiempo, puso toda la carga sobre el caballo incluida la piel del asno, que desolló allí mismo, y montó para continuar su viaje. El caballo, lleno de rabia, comentó: Qué mala suerte tengo! Por no querer ayudar a mi amigo el asno ahora me toca llevar toda la carga a solo".

Siempre hay que tender la mano a quienes piden ayuda. De no hacerlo así , el problema puede acabar siendo nuestro.