jueves, 19 de marzo de 2015

El globo (reflexiones)

Hacía días que había llegado a la feria del pueblo un vendedor de globos que siempre tenía clientes alrededor, porque sabía como atraer su atención. Un niño negro, que se pasaba las horas muertas delante de él, vio cómo soltaba un globo rojo que todos los presentes contemplaron mientras ascendía lentamente y se perdía por detrás del campanario de la iglesia. Aprovechando la expectación que se había creado, fue soltando, uno tras otro, un globo azul, después uno verde, más tarde uno amarillo y uno lila, otro blanco...
Todos remontaron el vuelo como había hecho el rojo y, empujados por una suave corriente de aire, se hicieron cada vez más y más pequeños, arrastrando tras de sí la mirada ilusionada de grandes y pequeños.

Mientras los demás miraban al cielo, el niño negro no perdía de vista un globo negro que el vendedor aún sujetaba en su mano. Tras armarse de valor, se acercó y le preguntó: "Señor, si soltara el globo negro, ¿subiría ta alto como los demás?". Entonces, el vendedor, entendiendo lo que en realidad quería preguntarle el niño, soltó el globo y le respondió: "No es el color lo que lo hace subir, hijo". Es lo que hay dentro. Porque, a pesar de las diferencias externas, por dentro somos todos iguales.

martes, 10 de marzo de 2015

El manzano (reflexiones)



Hace muchos años, había un manzano y un niño que lo adoraba y pasaba todos los días jugando alrededor de él. El pequeño creció y nunca jamás volvió a ser su compañero de juegos, Un día, regreso ya hecho u muchacho y el árbol le dijo: "¿Juegas conmigo?". Pero éste le respondió: "Ya no soy el niño de antes, lo que ahora quiero son juguetes y no tengo dinero para comprarlos". "Te sugiero que cojas todas mis manzanas y las vendas", le contestó el árbol. Pero, tras hacer eso, se marchó dejándolo solo otra vez.

Transcurrieron una años hasta que, ya hecho un hombre, volvió bajo su sombra protectora. "¿Vienes a jugar conmigo?", le preguntó el manzano. "No tengo tiempo, he de trabajar para mantener a mi familia. Necesito una casa. ¿Puedes ayudarme?". Y éste le respondió: "Coge mi madera y constrúyela". Y así lo hizo. Pasaron muchos, muchos años, sin que el manzano supiese nada y un día se acercó un anciano con bastón que era su amigo. El árbol le dijo: "No tengo nada que ofrecerte, pero puedes apoyarte en mi seco tronco para descansar".

Ésta podría ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres, que a lo largo de la vida nos lo dan todo y nos apoyan siempre sin pedir nada a cambio.