lunes, 18 de febrero de 2013

Caperucita en Manhattan


A veces lo que sueño creo que es verdad, y lo que me pasa me parece que lo he soñado antes... Además, lo que ha pasado no está escrito en ninguna parte y al fin se olvida. En cambio, lo que está escrito es como si hubiera pasado siempre. (12)

    Las cosas que se ven en los sueños son tan reales como las que se tocan. (37)

    Porque las cosas y las personas que sólo se han visto con los ojos de la imaginación pueden seguir viviendo y siendo iguales, aunque desaparezcan en la realidad. Cuando se han visto y luego se dejan de ver, el cambio es mayor. (46)

    En los seis años que habían pasado desde aquel día, había entendido que se puede llorar de tres maneras distintas: de rabia, de pena y de emoción. (65)

¾    Ahora el dinero son viles papeluchos arrugados.
¾    Todos los papeluchos que usted quiera, pero hacen falta para vivir.
¾    Eso suele decirse, sí. Para vivir... Pero ¿a qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras, compartir con los vivos un vaso de vino o un trozo de pan, acordarse con orgullo de la lección de los muertos, no permitir que nos humillen o nos engañen, no contestar que sí ni que no sin haber contado antes hasta cien como hacía el Pato Donald... Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar... y vivir es reírse... He conocido a mucha gente a lo largo de mi vida, comisario, y créame, en nombre de ganar dinero para vivir, se lo toman tan en serio que se olvidan de vivir. (92)

    Lo que vale la pena siempre es largo de contar. Pero me gustaría saber si tú tienes ganas de contarlo o no. Eso es lo único importante. (121)

    Cuando se desea mucho una cosa, no hay que decirlo tanto. Disimula. (130)

    A quien dices tu secreto, das tu libertad. (151)

    Nunca te imagines ser diferente de los que a los demás pudieras parecer o hubieras parecido que fueras, si les hubieras parecido que no eras lo que eres. (152)

    Procura encontrar tu camino en el laberinto. Quien no ama la vida, no lo encuentra. Pero tú la amas mucho. Además, aunque no me veas, yo no me voy, siempre estaré a tu lado. Pero no llores. Cualquier situación se puede volver del revés en un minuto. Ésa es la vida. Y no olvides una cosa. No hay que mirar nunca para atrás. En todo puede surgir una aventura. Pero ante las ansias de la nueva aventura, hay como un miedo por abandonar, hay como un miedo por abandonar la anterior. Plántale cara a ese miedo. (159)

    Las gentes que tienen miedo a lo maravilloso deben verse continuamente en callejones sin salida. Nada podrá descubrir quien pretenda negar lo inexplicable. La realidad es un pozo de enigmas. Y si no, pregúntaselo a los sabios. (169)

    Nunca hay que tener prisa cuando se ronda una buena conversación. (186)

    Frente a las aventuras nuevas, siempre se siente algo de miedo. No hay más remedio que vencerlo. (190)

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