lunes, 22 de diciembre de 2014

La Sombra del Viento

Un secreto vale lo que aquellos de quienes tenemos que guardarlo.

No te pongas años de más, que ya te los pondrá la vida.

No hay lenguas muertas, sino cerebros aletargados.

Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas.

...por esa estupidez eterna de perseguir a los que nos hacen daño.

Odiar de veras es un talento que se aprende con los años.

Los regalos se hacen por gusto del que regala, no por mérito del que recibe.

Lo mejor de las mujeres es descubrirlas. Como la primera vez, nada de nada. Uno no sabe lo que es la vida hasta que desnuda por primera vez a una mujer. Botón a botón...

El hombre, como buen simio, es animal social y en él priva el amiguismo, el nepotismo, el chanchullo y el comadreo como pauta intrínseca de conducta ética.

La mujer desea lo contrario de lo que piensa o declara, lo cual, bien mirado, no es tan terrible porque el hombre obedece por contra al dictado de su aparato genial o digestivo.

Si usted quiere de verdad poseer una mujer, tiene que pensar como ella, y lo primero es ganarse su alma.

El mal presupone una determinación moral, intención o cierto pensamiento. El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto convencido de que hace el bien. Lo que hace falta en el mundo es más gente maña de verdad y menos cazurros limítrofes.

Existimos mientras alguien nos recuerda.

— Uno se siente a veces más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce.
— Probablemente porque un extraño nos ve como somos, no como quiere creer que somos.

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